"El buen nombre" de Mira Nair 2006

El buen nombre "Namesake" narra la historia de la familia Ganguli, cuyo traslado desde Calcuta a Nueva York evoca un perpetuo equilibrio para incorporarse a un nuevo mundo sin olvidar el viejo. Aunque los padres, Ashoke y Ashima (Irrfan Khan, Tabu), añoran a la familia y la cultura que los rodeaba en la India, se muestran muy orgullosos de las oportunidades que sus sacrificios han brindado a sus hijos. Paradójicamente, su hijo Gogol (Kal Penn) se siente desgarrado por la búsqueda de su propia y singular identidad sin perder su legado. Hasta el nombre de Gogol representa el viaje de la familia al interior de lo desconocido.

La nueva película de Mira Fair (“La boda del Monzón”, “La feria de las vanidades”) es un canto a la pérdida y el reencuentro de la propia cultura, un viaje interior hasta el lugar al que pertenecemos, y el amor a la propia tierra.

La historia es un viaje absoluto a través de dos generaciones, inicia en la India, con la unión de la pareja protagonista, con la unión de Ashima con Ashoke sabiendo que de aceptar va a tener que irse a vivir a América donde él se ha estado formando, esta aceptación que al principio parece fácil se irá tornando cada vez más complicada, el nuevo mundo, con sus extrañas costumbres chocarán en ella, llevándola a un largo proceso de aceptación. Pronto llegarán los hijos, y con ellos el choque de culturas será aún mayor, el protagonista absoluto será el primogénito Gogol, al crecer se siente más estadounidense que indio, no siente aprecio por sus orígenes, su propio nombre le molesta, el viaje que Gogol inicia es distinto al de sus padres, mientras estos se aferran a su modo de vida, él tendrá que pasar por un largo proceso hasta aprender lo que realmente significa su cultura.

El contraste de las dos historias nos llega a través de los viajes que hace la familia a la India, allí las costumbres aflorarán, en lo que para los niños es un viaje hasta tierras exóticas donde se impregnarán en su propia cultura. Todo esto sin llegar a ser obsesivo, sin ahondar en ellas, todo es tremendamente natural.

La película, a pesar de tener un ritmo tranquilo, no se hace lenta, es capaz de contarnos en dos horas muchísimas cosas, sin llegar nunca a hacerse aburrida, de hecho nos narra un viaje de más de treinta años, siendo bastante exhaustivo. Los personajes están muy bien definidos, haciendo que les lleguemos a coger aprecio.

Cabe hacer una mención especial a la fotografía y a la música, logrando un equilibrio perfecto en la cinta, ninguna de las dos destaca por exceso, no hay un momento determinado en que uno preste una atención especial a ninguna de ellas, pero están presentes en todo momento, creando un ambiente único y especial.

“El buen nombre” es un viaje al interior de unos personajes reales, el proceso de aprendizaje de la vida misma, un trayecto hasta la madurez que llega cuando menos te lo esperas.