jueves, 24 de abril de 2008

“Fahrenheit 451” de Ray Bradbury (1953)

"Era un placer quemar.

Era un placer especial ver las cosas consumidas, ver los objetos ennegrecidos y cambiados. Con la punta de bronce del soplete en sus puños, con aquella gigantesca serpiente escupiendo su petróleo venenoso sobre el mundo, la sangre le latía en la cabeza y sus manos eran las de un fantástico director tocando todas las sinfonías del fuego y de las llamas
para destruir los guiñapos y ruinas de las Historia
".

Uno de mis libros favoritos por excelencia y uno de los pocos que hacen que me relea de vez en cuando, también es uno de esos extraños casos en que lo tengo dos veces, una edición aniversario de Minotauro en cartoné que incluye un postfacio de Bradbury junto a dos relatos inéditos, y la edición de bolsillo de Plaza y Janes comprada a posteriori cuando al leer la anterior me di cuenta que había sido traducido otra vez, a mí punto de vista a peor.

Fahrenheit 451 habla de un mundo donde leer está prohibido, de hecho el mismo acto de tener un libro es un delito y los bomberos se dedican a ir a las casas de gente sospechosa para quemar los libros. Un mundo en el que la ge
nte está lobotomizada por la televisión virtual, donde no se permite pensar por uno mismo, y en el que hay que ser feliz a la fuerza.

Aquí surge nuestro protagonista, Montag, un bombero que tras el encuentro con una nueva vecina empieza a ver las cosas desde otro punto de vista, la curiosidad que despierta en nuestro protagonista le llevará a un viaje lleno de giros novedosos y hasta dosis de acción, en un libro que sorprende no sólo por lo profético de alguna de sus posturas, sino por los giros y detalles que enriquecen la lectura, desde la única copia existente de un libro especial, hasta que se nos revela que Montag ya llevaba algún tiempo despierto.

Pero sobre todo es un libro que me sigue emocionando como el primer día, me quedo embobado con la escena de la lluvia con Clarisse, con la quema de libros mientras se cita ¿“Las brujas de Salem”?, cuando el profesor descubre el libro que le han llevado, el final, con Montag leyendo su parte del papel, y esa última frase : - )


- ¿Le importa si le hago una pregunta? ¿Desde cuando es bombero?
- Desde que tenía veinte años, hace diez
- ¿Leyó alguna vez alguno de los libros que quema?
Montag se rió

- Lo prohibe la ley
- Oh, claro
...
- ¿Es verdad que hace muchos años los bomberos apagaban el fuego en vez de encenderlo?
- No, las casas siempre han sido incombustibles

3 comentarios:

Reena dijo...

Me sigo quedando con 1984. Este me costo acabarlo, es denso.

ALG dijo...

Denso??? ¿En serio? XD, pos no sé a mi no me lo pareció y mira que me lo leí con 19 años.

Eso sí 1984 me parece un poco tostón... no tienen nada que ver uno con el otro

Pos eso

Anónimo dijo...

¡ESTUPENDO!,léanlo.BMil.